REMOVIENDO TROFEOS

Acostumbrado a vivir en un escenario de victorias y fracasos, en donde sobresale aquel que consigue más y mejor. En donde el que consigue más muchas veces es el que tiene más fuerza, es más grande o tiene un mayor respaldo familiar, bien sea económico o social. En donde el que consigue llegar más lejos si no está medido por su pasado y la historia de su familia, debe enfrentar miles de desafíos, problemas y preguntas; Que en el mejor de los casos le recordarán 101 veces quien es, de donde viene y porque tiene que hacer lo que tiene que hacer.

{Como} canales de agua es el corazón del rey en la mano del SEÑOR; Él lo dirige donde le place. Proverbios 21:1

Una historia de vida guiada por la ley de la selva, donde sobresale quien tiene la suerte de ser precedido por un gran pasado familiar o por un golpe de suerte político que en el mayor de los casos, cambia el estatus social de su alrededor de forma remota. Una historia que tras repetirse cientos de veces crea sabios y habilidosos que toman ventaja en el camino, que pierden el horizonte y terminan anulados por un éxito pronto y acelerado; o que por el contrario alcanzan en sus triunfos disciplina, historia y destreza. Que como el boxeador más osado, de la práctica adquieren reconocimiento y del reconocimiento posición social, para allí finalmente buscar dirección y usualmente estancarse agotados para que sus precedentes tengan un mejor punto de inicio. 

Un punto de inicio que antecedido de trofeos, suele venir lleno de exigencias y expectativas, que en caso de no ser tomadas de la mejor manera pueden sobrecargar al sucesor o atrapar a su autor en un pasado presente cuyo ir y venir, se encuentra estancado en el tiempo. Un espacio en el tiempo del que es casi imposible salir completo, con medallas y trofeos en los brazos, Un espacio del que solo se puede salir vacío y listo para seguir adelante, dejando la historia en la historia.

Implicando una aceptación, olvido y transición al presente, a un nuevo comienzo y a un nuevo empuje. Un lugar en donde recargadas las fuerzas y los recuerdos del pasado no tenemos más opción que ponernos los guantes y prepararnos para salir a marchar de nuevo, para buscar sobresalir y dejar que el desgaste del tiempo se vea balanceado por el conocimiento generado por la experiencia.

Pues el amor de Cristo nos apremia, habiendo llegado a esta conclusión: que uno murió por todos, por consiguiente, todos murieron; 2 Corintios 5:14

Trofeos y victorias que no tienen valor o peso en el tiempo, que ceder o olvidar significan volver a iniciar y que no ocasionan mayor sensación que impotencia o de pérdida de tiempo. Que como tal pueden llevar a la frustración y a devaluar nuestro presente por completo. Dos hechos que pueden eliminar o anular el quien somos y que pueden llevarnos al fondo de la disolución.

Dos hechos que en mi caso me llevaron a reconocer que debía dar vuelta completa a mi vida, que debía dejar mi pasado atrás, entender que cambiaba de etapa y que estaba a punto de enfrentarme a un lugar en donde mi esfuerzo no me traería más que estMomentorés y desgaste.  A entender que un nuevo comienzo solo era posible de la mano de Dios y de su poder a mi lado. De la mano de un Dios que nunca me había dejado y que podía demostrarme de nuevo quién era él, pero que además estaba listo para mostrarme el tamaño de su grandeza

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