NAVEGANDO SOBRE LA NIEBLA

Como un pirata que navega con rumbo desconocido en el océano, en búsqueda de un tesoro, siguiendo un mapa cuyo valor aún desconoce. Pasaba los días de navidad, viviendo cada momento al máximo, viviendo cada momento con un disfrute que no podía explicar, porque por mi mente pasaban miles de ideas, sobre miles de posibilidades y miles de escenarios acerca del que sería si una cosa u otra sucedieran. En mi mente como en la del pirata saltaban alertas que dependen de lo que veía o sentía a mi alrededor, con la diferencia de que no contaba con un fiel compañero animal, contaba con Dios, con quien estaba generando una relación de secreto y confianza

Como navegando sobre la niebla, sin ver delante de mí que vendría, sin un sensor físico que me revelara lo que tenía frente a mí, seguían pasando los días y me acercaba a la fecha límite, seguía consumiendo mis ahorros y seguía llevando mis números al negativo. Lleno de temor y acercándome de nuevo a mi punto limite, intentaba continuar mi vida sin tener ningún tipo de temor, intentaba disimular lo que podía estarme sucediendo, intentaba callar o ocultarme para no recibir la pregunta de que haria en el futuro, para no tener que hacer sentir a la gente a mi alrededor como que necesitaba ayuda.

“Clama a mí, y yo te responderé y te revelaré cosas grandes e inaccesibles, que tú no conoces.” Jeremías 33:3

En el proceso intenté todas las cosas que tenía enfrente. Intente hacer una campaña de recolección de fondos, intente invitar a todo lo que me sucedía a mis familiares, intente ser intencional en mis oraciones, intente aplicar a todas las posiciones disponibles, intente mirar mi pasado. Sin embargo, conforme seguía intentando mis opciones se acababan y me encontraba de nuevo en un lugar en donde no quería estar, me encontraba en posiciones en las que ya había estado antes y en las que mi afán y angustia me habían sacado adelante. En las que mi persistencia había logrado resultados a toda costa.

Todos los anteriores resultados y acciones que habían implicado para mi, el quedar mal con alguien, el descuidar mi reputación, al demostrar una faceta de mi que podía no ser mi mejor faceta e incluso el revelar de mi personalidad afán y estrés. Todas estas en general actitudes que no hacían más que destruir mi presente, distraerme o llenarme de dudas. 

En el desierto te alimentó con el maná que tus padres no habían conocido, para humillarte y probarte, y para finalmente hacerte bien. Deuteronomio 8:16

Aspectos de los que solo pude salir sorpresivamente en oración, en lectura y en la serenidad de vivir cada día de forma puntual y al máximo. Aspectos que me llevaron a genera una fe fortalecida, una fe que nunca antes había tenido, ha recordar intencionalmente las cosas que me habían sucedido en otros momentos, a recordar el respaldo que de Dios había sentido antes, a pensar el como Dios me había sacado de una situación y a decidirme esperar en Dios hoy, mañana y los días que me faltaban para llegar al límite.

Un estado de reflexión al que llegaba de manera extraordinaria cada año, mientras evaluaba mi presente y mi pasado, mientras evaluaba lo que había sido de mi y lo que seria de mi, mientras recordaba que en aquellos momentos en donde no sabía que habría de venir, Dios siempre había estado conmigo y que ahora me estaba pidiendo una confianza total en el. Un estado de fe que exigia de mí aún más fe.

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