Culminando uno de los años en los que más cambios ha sufrido en mi vida, me encontraba nuevamente en otro lado del mundo, en un país diferente a en el que había terminado el año anterior, con retos y posibilidades diferentes, con un plan de acción totalmente diferente a él que hubiera hecho cualquier otro año. Con formas de pensar y actuar diferentes, con expectativas distintas pero sobre todo con un significado de éxito diferente, un éxito que no dependía de mis expectativas, un éxito que me exigía soñar, pero que además me exigia llevar mi mente aún más lejos. Me exigía olvidar mis fracasos y capacidades, para vivir sin expectativas del presente.
“Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados”. Isaías 43:18-19
A pocos días de iniciar el 2023 y a pocos días de llevar al límite de las capacidades económicas y legales que estaban bajo mi control, de entrar en un nuevo año de desafíos, más viejo y más responsable. Me sentía sereno y libre, me sentía con cero ansiedad de conocer lo que estaba por pasar, sentía que quería para el calendario y vivir en cámara lenta, sentía que los pendientes por disfrutar eran muchos y que aun había mas de mi en caminar, en el lugar en donde me encontraba.
Sin poder de conocimiento y/o capacidad visual para entender más allá del presente justo en la hora que me encontraba y solo de forma parcial. Encontrándome en un estatus tan extraño que podía sentarme o caminar por unos minutos y justo allí entender lo que me estaba pasando, la situación que vivía, el porqué y el que había hecho mal. Una situación en la que me sentía como el mayor de los ancianos, que aprendía pensado lo hecho tiempo atrás.
Queriendo salir de cualquier situación de pereza me había propuesto vivir en busqueda del que era mi propósito para hoy, de no tener más expectativas que las que debía, que disfrutar lo que tenía a mi alrededor y de confiar en el Dios de la biblia que habia llevado a Moises y a el pueblo de Israel fuera de egipto, por un desierto más de 40 años, rumbo a la tierra prometida bajo la sombra de una nube y el calor de una rafaga inconsumible de fuego.
Del Dios que había hecho del tiempo una medida de los días, incapaz de revelar cuando era el momento correcto para entrar en el lugar que él tenía para los que había llamado sus hijos; que en el proceso los había llevado a vivir guerras y situaciones de escasez, solo para mostrarles y recordarles su grandeza y su capacidad para transformar nuestro presente. De 0 a 100 y de 100 a 0 de un momento a otro.
“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”. Jeremías 29:11
Una historia fascinante que consume los primeros 5 versículos de la biblia y que da testimonio de la vida sin expectativas, de fe y de confianza en Dios como padre, que como hijos cada uno de nosotros como seres humanos si decidimos creer, debemos vivir. Una vida que yo he decido vivir hoy y que no para de hacerme vivir el dia a dia con detenimiento y queriendo encontrar la enseñanza detrás del escenario.
Con esto te invito a pensar y a reflexionar sobre la situación que vives hoy, sobre lo que Dios tiene para ti hoy, a recordar lo que tenias ayer y a recordar hasta donde has podido llegar y a pensar hasta dónde más podrías llegar tan solo si tuvieras a Dios en tu vida, tan solo si tu esperanza y tus expectativas llegaran mas alla que lo que puedes ver hoy.